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A las argentinas nos encanta la moda sexy. Pero es indispensable adecuarla a ciertas normas para no terminar convertida en una vedette decadente.
En este terreno se impone la justa medida, ya q hay un delgadísimo límite entre la seducción y el bochorno. Por eso, quienes intentamos cada día incursionar un poco mas en la elegancia y el buen gusto repetimos frente al espejo...
En este terreno se impone la justa medida, ya q hay un delgadísimo límite entre la seducción y el bochorno. Por eso, quienes intentamos cada día incursionar un poco mas en la elegancia y el buen gusto repetimos frente al espejo...
Mostramos las lolas, pero no apropósito. Sobre todo de día, para ir a trabajar, y mucho menos para ir a comprar el pan!
Mostramos la panza, pero no a propósito. El top cortito con el ombligo al aire... mmm, sólo a los 20 años, y sólo en Pinamar.
No usamos strapless para otra cosa q no sea un
evento. No, no, no.Evitamos el animal print ajustado: no queremos ser un leoprado de verdad.
Lo evitamos tambien de tela sintética (y brillante) con efecto simil funda de taxi.
No usamos tacos si vamos a terminar rengueando como una copera en una mala noche.
Tampoco si no aprendimos a caminar con gracia, caso contrario, pareceremos travestis.
De vez en cuando: jeans, remera básica blanca y unas Converse descanzan los pies y el cerebro.
No vamos maquilladas cual vampiresas al cumpleaños de un sobrinito.
No usamos melenas gigantes y platinadas, estilo marquesina de teatro de la avenida Corrientes.
No usamos cola less ni portaligas en la primera cita.
No usamos cola less para ir al médico.
Usamos lencería erótica de la mejor calidad posible... Si, existe.
No usamos estas reglas (ni ningunas otras) cuando tenemos menos de 25 años de edad...
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